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martes, 3 de diciembre de 2013

Prejuicios y estereotipos

El otro día iba caminando por la calle y pasé por al lado de un hombre que llevaba una mochililla. El hombre iba caminando delante de mí, y cuando me vio, se paró y agarro fuerte la mochila. Al ver que yo pasaba de largo, siguió andando, pero a mí me dio para pensar, pensar y escribir esta nueva entrada.

Desde que me metí en el mundo del punk, el rock, y todo lo que les rodea, he visto como ciertas personas (que no son pocas) me miran como si fuera un delincuente, solo por mis pintas, la música que escucho o mi forma de ser y actuar (aunque estos últimos solo son visibles en manifestaciones o movimientos ecologistas). Cuando me ocurrió ese, llamémoslo, percance, mi exterior era un gorro del grupo Slipknot, una chaqueta vaquera con chapas de grupos e ideológicas, un pantalón vaquero del que colgaban las cadenas de mi cartera y las deportivas que suelo llevar siempre, ¿qué peligro hay en todo eso?

Las personas siempre han tenido miedo de lo extraño, de lo que no conocen, pero hay algunas que han superado ese miedo y han apartado de su camino los prejuicios que genera el aspecto de las personas. Los principales problemas de la sociedad vienen por ese miedo. Os pongo un ejemplo que muchos conoceréis: si habéis visto X-men, tanto películas como series o cómics, habréis visto que siempre hay un temor por las personas hacia los mutantes, y los X-men intentan por todos los medios demostrar que los mutantes son como las personas, hay buenos y malos, y que no hay tanto motivo para temerlos. Este ejemplo no es igual que lo que me pasó el otro día, pero ambos salen de la mentalidad cerrada de ciertas personas.

¿Qué quiero decir con toda esta parrafada? La solución a todos los problemas viene con la eliminación de los prejuicios, no podemos juzgar a las personas por sus pintas o por lo que son, sino que hay que juzgarlas tras conocerlas.


Esto me recuerda a la primera persona que se consideraba nazi que conocí. Estaba en la clase de unos amigos, y cuando me lo contaron, lo primero que solté fue que quería conocerlo, y no me arrepiento de ello, resultó ser un tío agradable, aunque después se dio cuenta de que ser nazi no era lo que quería. A mí no me importó conocer a alguien cuya ideología era totalmente opuesta a la mía y mi vida no ha empeorado por conocerle, esa debería ser la mentalidad de las personas, una mentalidad que podría llegar a enriquecer cultural y socialmente a las personas.

sábado, 23 de noviembre de 2013

La chica de mis recuerdos

Hace tiempo conocí a una chica, muy guapa, me parece que mayor que yo por uno o dos años. Nuestros padres eran amigos, y las dos familias hacíamos algunas excursiones juntas. Recuerdo que tenía un hermano que era un bicho, todo el día molestando a mi hermano, como si el pobre no tuviera suficiente conmigo en casa. Ella era pelirroja, si mal no recuerdo, y muy guapa, una chica que me gustó como ninguna otra, a pesar de mi corta edad y toda la experiencia que me quedaba, y me queda, por vivir. Yo tendría unos 7 años en aquella época, pero parece que ya sabía con quién quería estar en un futuro que, ojalá, no fuera tan lejano. Ella y yo éramos inseparables cuando estábamos juntos, jugando, descubriendo los misterios de la naturaleza, bañándonos en el río… cosas que en aquel tiempo solo compartía con mi mejor amigo, una persona que considero mi hermano de no sangre (ya tengo un hermano de sangre y este chico, incluso a día de hoy, está a mi lado en las buenas y malas).

Mi último recuerdo de ella ha sido uno de los más felices que he tenido, y cada vez que recuerdo esa noche se esboza una sonrisa en mi cara. Un juego tan simple como el “piedra, papel o tijera” consiguió que pasara una de las noches más divertidas que nunca he tenido. Era en un restaurante de mi pueblo. Nuestros padres estaban en una mesa sentados con nuestros hermanos mientras ella y yo estábamos en otra hablando y jugando. Cuando empezamos a jugar, era lo típico, canturreábamos la canción y sacábamos una de las opciones para ganar el uno al otro. De repente, empezamos a sacar lo mismo, repetimos y la tirada fue igual, y otra, la siguiente también… y fue ahí cuando empezaron las risas. No todas las tiradas fueron dos piedras, dos tijeras o dos papeles, en alguna uno de los dos ganaba la ronda, pero las risas volvían cuando sacábamos otra vez lo mismo. Mi recuerdo de esa noche se queda ahí, ella y yo, los dos solos jugando a un juego de niños, riendo, como si nada más existiera.

Cada vez que intento recordarla, siempre viene a mi mente esa noche, pero nunca su rostro, ni siquiera su nombre, no sé si es porque vamos perdiendo algunos recuerdos conforme nos hacemos mayores o porque mi cerebro me protege de una vida de tristeza por recordar a la que siempre he considerado mi primer amor, aunque fuera platónico, la primera chica por la que sentí algo. Pero claro, mi corazón me quiere torturar y muchas veces me ha llevado a la búsqueda de alguna foto donde ella apareciese, pero sin resultado. Alguna vez me he parado a pensar y preguntarme si en realidad fue un sueño que recuerdo bastante bien para el tiempo que ha pasado, un sueño tan real que ha dejado mella en mí, dicen que la mente es tan poderosa que es capaz de hacernos sentir cosas como si las viviéramos incluso mientras dormimos. Pero siempre descarto esa idea, ella era demasiado real y los momentos vividos eran demasiado buenos para ser falsos. Ojalá algún día encuentre a esa chica, aunque ya no sienta lo mismo que sentí entonces, aunque ya no seamos los mismos críos que se divertían jugando al “piedra, papel o tijera”, pero que siempre tendrán esas risas grabadas en la memoria.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Famosos y banderas

Hace un par de semanas leía por Facebook que Justin Bieber había pisoteado una bandera de Argentina, por lo que era criticado, por todo tipo de personas, educadas y otras que necesitan lavarse la boca con jabón; pero no solo por el colectivo argentino, sino también por gente de otros países. Cuando llegó el momento de ser defendido por las beliebers, me esperaba que fuera como otras tantas veces había ocurrido, con insultos, diciendo que el personaje ha salvado a muchas chicas que querían suicidarse, etc., pero hubo una chica que me sorprendió bastante. Esta chica es belieber y explicaba porqué el famosillo hizo lo que hizo, pero lo que más me sorprendió es que era la primera belieber que decía que Justin Bieber es una persona y comete errores como cualquier otra persona.

Explicaré el porqué de mi sorpresa. La gran mayoría de las beliebers, por no decir todas, tienen a este chico como una divinidad, y a la hora de defenderle utilizan cualquier palabreja sacada del enfado y odio. Por ejemplo, algunos recordaréis una fotografía de Justin escupiendo desde una terraza a, lo que supongo serían, sus fans, foto muy criticada por ser un acto de maleducado. Cuando vi un comentario defendiendo ese acto, no pude reírme más en toda mi vida, una chica decía que, cito textualmente, “a la belieber que le callera ese escupitajo puede sentirse afortunada, porque es baba de Justin”.

Comentarios de ese estilo recorren las redes sociales para defender al famosillo, como si fueran una secta. Muy pocas beliebers, casi ninguna, razonan lo que van a soltar por la boca o a escribir en internet. Creo que la chica que defendía a Justin de forma razonada por pisotear la bandera argentina se merece un aplauso.


Cambiando de tema, pero que tiene que ver con esto. Me parece muy triste como la gente se vuelve loca cuando alguien pisotea, quema, defeca, orina… sobre una bandera, y sin embargo esa gente no sería capaz de hacer nada, solo criticar, cuando se hace eso mismo a un ciudadano de su mismo país. Respeto que quieran a su país, pero pienso que una bandera, un trapo de colorines, no representa a un país, son las personas que viven en ese país las que lo representan, no por separado, sino toda la población. Por ejemplo, en mi caso, un chico español de nacimiento, me da igual si la bandera actual de España es la roja-amarilla-roja o la roja-amarilla-violeta, porque, al fin y al cabo, cuando me sienta orgulloso de ser español (pocas veces se dará el caso) será porque un español o una española ha hecho algo increíble, no porque la bandera de mi país ondee en la Luna, en Marte o al otro lado del universo.

sábado, 19 de octubre de 2013

Carta de un delfín cautivo



Hola, soy un delfín conocido como mular o nariz de botella, no os puedo decir mi nombre ni donde estoy actualmente, pero os voy a relatar la historia de miles de delfines y la mía propia:

Nací en el mar, igual que todos los delfines, sacando primero la cola y luego la cabeza. Mi primera toma de aire la dí gracias a mi madre, que me empujó hasta la superficie. En mis primeros días de vida, mi madre no se separaba de mí, y si lo hacía, siempre me dejaba al cargo de alguna amiga suya. Para alimentarme ponía mi morro en sus mamas y ella expulsaba la leche de la que me alimentaba.

Conforme fui creciendo, mi madre me dejaba alejarme de ella para jugar con mis amigos, juegos que consistían en perseguir peces, chincharnos mutuamente o hacer carreras. Todos estos juegos me enseñaban a ser un delfín adulto.

Terminando mi adolescencia, cuando ya estaba apunto de ser adulto, fui integrándome en los grupos de caza para alimentar a la manada de peces. Cazábamos infinidad de tipos, algunos estaban buenísimos y otros me sabían a una cosa que flota en el agua, creo que los humanos lo llamáis aceite, y no hay quien nade cuando está esa cosa en el agua. Bueno, como veis, era muy feliz con mi manada.

Pero un día, un día que siempre maldeciré, llegaron como una especie de rocas flotantes, esas cosas a las que llamáis barcos, con gente como vosotros montada en ellos. Parecía que nos buscaban, y nosotros, animales de naturaleza juguetona, nos acercamos para jugar con las olas que formaba ese objeto. De repente, llegaron más barcos y empezaron a rodearnos con una especie de pared, a simple vista parece invisible, pero si te acercas ves que está llena de cuerdecitas, cuerdas que no nos dejaban pasar al otro lado y nos agarraban. Eso nos asustó mucho, y más aún cuando nos empujaban con esa pared para llevarnos a una cala.

En la cala vimos como unas personas se acercaban un poco a nosotros, pensábamos que venían a rescatarnos, pero empezaron a mirarnos y a hablar entre ellos. Gritaron unas cosas a los que estaban en unos barcos más pequeños que los que nos atraparon. Uno de los barcos cogió a unos compañeros y a mí y nos separaron del resto de la manada. Mi familia me gritaba y yo, sin poder hacer nada, solo los veía llorar por la separación.

Lo siguiente que ocurrió fue lo peor que me ha pasado en la vida y he deseado olvidar cada segundo de mi vida. Las personas de los barcos cogieron unos palos y empezaron a golpear al resto de la manada. Mientras los golpeaban, el agua se teñía de rojo, y su sabor era el mismo de la sangre. No me lo podía creer, pero los gritos de mis compañeros lo confirmaban, estaban matando a mi familia y amigos, y yo no podía hacer nada, solo mirar y llorar cada una de sus muertes. Algunos intentaron escapar, pero todo fue en vano.

A los que nos apartaron nos cogieron y nos sacaron del agua para meternos en unos objetos que hacían mucho ruido, en cuyo interior tenían una pequeña superficie de agua, lo suficientemente grande como para que mi cuerpo entrara. Cuando salí de ese infernal objeto, me soltaron, pensé que podría huir, pero solo me metieron en otra cárcel de agua.

En ese lugar nos trataban como objetos, nos daban órdenes, que hiciéramos cosas que antes hacía cuando me sentía con ganas de jugar pero que hoy detesto hacer, si no lo hacíamos nos dejaban sin comer el tiempo suficiente para no morir de hambre. Hasta que no cumplíamos todo lo que nos mandaban no empezaron a tratarnos un poco mejor.

Cuando hacíamos todo lo que querían, nos llevaron a un tipo de agua distinta, un agua que me hace daño, por lo que he escuchado se llama piscina. En ese sitio os reunís mucha gente para vernos, pero ninguno venís a ayudarnos. Yo siempre pido ayuda pero no me entendéis, mis sonidos os parecen que son para divertiros pero son mis gritos de auxilio, y pensáis que sonrío pero solo es la forma de mi boca. Lo único que hacéis es gritar, y eso me hace daño en mis pequeños oídos.

Cuando no hay nadie, vienen unos hombres que llamáis veterinarios para que nos miren y les diga a nuestros carceleros que estamos malos, nos dan pastillas para hacernos sentir mejor pero que lo único que hacen es mantener nuestro sufrimiento, pero más soportable. Si al menos el agua fuera como la de mi añorado mar, no estaría tan enfermo.

Si os digo la verdad, lo único que quiero es morir y que acabe este sufrimiento, pero ellos no me dejarán, no mientras pueda seguir haciendo reír a la gente que viene a visitarnos. Con un poco de suerte, cuando no les sirva, me sacrificarán.

No estoy pidiendo que vengáis a sacarme de este infierno de agua, ya me da igual, estoy condenado. Lo único que os pido es que dejéis de venir, porque mientras vengáis estaréis animando a que lo que me hicieron a mí se lo hagan a otro delfín, orca o cualquier otro animal.

Un día, esto acabará, y espero que tenga el mejor final para mis congéneres...

sábado, 17 de agosto de 2013

Extinguido el Leopardo Nublado


Bien hecho humanidad, como buenos humanos habéis vuelto a extinguir otro animal, el bello leopardo nublado. Este animal era cazado por su preciada piel para hacer distintos complementos femeninos (bolsos, botas, abrigos...). Pero esto no ha sido lo único que lo ha extinguido. La invasión humana, nuestra ansia por colonizar todos los lugares del mundo y llenarlos de humanidad (edificios, carreteras, coches, en general, contaminación) es una de las principales causas de la extinción de esta bella especie felina, así como de otras especies como el dodo, el tigre de Tasmania, el rinoceronte negro de África Occidental, el moas, y una lista larga de animales que hoy día solo podemos ver disecados o solo sus huesos.

¿Qué hay que hacer para darnos cuenta de todo el mal que le estamos haciendo a nuestro planeta? Parece que tendremos que destruir a todas las especies, animales, platas u hongos, para darnos cuenta de que el dinero no da la felicidad, y que tampoco se come. Los más estúpidos dirán "La ciencia avanza y podrá darnos soluciones mejores que las que proponen los ecologistas". A esos hay que decirles que la ciencia no hace milagros, no puede resucitar a los muertos.

Hace tiempo tuve una discusión con una persona que decía que es ley de vida, igual que los dinosaurios desaparecieron del planeta, otras especies tienen que hacerlo. Si comparamos aquella época con la actual, las especies desaparecen a un ritmo alarmante, mientras que una sola se reproduce sin control e invade todo cuanto puede.

Si no paramos esto a tiempo, llegará un día en el que destruyamos incluso a nuestros seres queridos. No os pido que dejéis de ser humanos, solo quiero que seáis sensatos, que el mundo vea que somos la especie más inteligente y que usamos esa inteligencia para crear un mundo mejor, en el que matamos para alimentarnos, no para vestir mejor o para demostrar nuestra supuesta superioridad. Antiguamente se llamaba salvaje, bárbaro, a todo aquel que no aceptara ni cumpliera las normas del mundo "civilizado", pero los únicos que hacían, y hacen, salvajadas son los supuestos hombres civilizados.

Ojalá algún día cambiemos, y solo espero que cuando ese día llegue, no sea tarde.