Después de un tiempo perdido, lejos de este blog, habiéndoos dejado con mi diario de prácticas sin terminar, he vuelto, pero no para acabar el diario, sino para compartir con vosotros una poesía.
Hoy, a la hora del café, me he encontrado con que, en el lugar donde siempre suelo ir a tomar café, se hallaba una mujer que acababa de publicar su primer libro, un libro de poesías lleno de sentimientos. Echando un vistazo a algunas poesías, me he encontrado con una de contenido antitaurino, y quería compartirla con vosotros:
¿QUÉ ME PASA?
¿Qué tendrá, madre, la fiesta
celebrada en una plaza,
al haber una corrida,
que se me encoge hasta el alma?
Cuando pican a los toros,
cuando el torero los mata,
parece que se me abren
de par en par las entrañas.
Y siento un escalofrío
desde los pies a la cara,
que vuelvo la vista atrás
hasta que todo se pasa.
¡Ay madre!, ¿por qué será
esta cosa tan extraña?
¿Por qué siento que el torito
dirige a mí su mirada?
Alguna ves, cuando sale
un toro bizco a la plaza,
con el aire yo lo beso
y le hablo sin palabras.
En ese lenguaje mío
nadie puede entender nada,
solo él, que le concierne,
y Dios, por lo que nos ama.
La gente se pone en pie,
enfadados y con rabia.
Yo, madre, no sé por qué,
contenta, sigo sentada.
Y a nuestra Virgen María
en su nombre doy las gracias,
pidiéndole que me explique
si, en verdad, es que soy rara.
Quisiera llevar conmigo
una varita encantada
y hacer al toro de oro,
y hacer al toro de plata.
De este modo no podrían
enfrentársele en la plaza.
No es humano que lo piquen
y menos cómo lo matan.
Debería ser una fiesta
que se goce, que se aplauda,
mientras lucen sus mantillas,
las mujeres de mi España.
La protagonista de esta poesía se encuentra en una plaza viendo como matan a un toro, y ante tanto maltrato, ante tanto salvajismo, deja de mirar el espectáculo para desear que el toro se libre de esa cruel festividad.
Si queréis leer esta y otras poesías, con tanto sentimiento como el de dolor que en ésta se muestra, os recomiendo el libro, "AMORES... AMORES NUESTROS", de Carmina Ortega Basanta, vecina abderitana.
Yo me despido, hasta que tenga algún chispazo de inspiración...
Salud y libertad.